martes, 29 de septiembre de 2009

Cuentos y leyendas


El testigo

Jorge Luis Borges

     En un establo que está  casi a la sombra de la nueva iglesia de piedra, un hombre de ojos grises y barba gris, tendido entre el olor de los animales, humildemente busca la muerte como quien busca el sueño. El día, fiel a vastas leyes secretas , va desplazando  y confundiendo las sombras en el pobre recinto; afuera están las tierras aradas y un zanjón cegado de hojas muertas y algún rastro de lobo en el barro negro donde empiezan los bosques. El hombre duerme y sueña, olvidado. El toque de oración lo despierta. En los reinos de Inglaterra el son de las campanas ya es uno de los hábitos de la tarde, pero el hombre, de niño, ha visto la cara de Woden, el horror divino, y la exultación, el torpe ídolo de madera recargado de monedas romanas y de vestiduras pesadas, el sacrificio de caballos, perros y prisioneros. Antes del alba morirá y con él moriran, y no volverán, las últimas imágenes inmediatas de los ritos paganos; el mundo será un poco más pobre cuando este sajón haya muerto.
  
      Hechos que pueblan el espacio y que tocan a su fin cuando alguien se muere pueden maravillarnos, pero una cosa, o un número infinito de cosas, muere en cada agonía, salvo que exista una memoria del universo, como han conjeturado los teósofos. En el tiempo hubo un día que apagó los últimos ojos que vieron a Cristo; la batalla  de Junín y el amor de Helena murieron con la muerte de un hombre. ¿Qué morirá conmigo cuando yo muera? ¿Qué forma poética o deleznable perderá el mundo? ¿La voz de Macedonio Fernández, la imagen de un caballo colocado en el baldío de Serrano y de Charcas, la barra de azufre en el cajón de un escritorio de caoba?
    
De: Borges, Jorge Luis / Antología personal . Buenos Aires: Sol. 2001





Vocabulario:
Woden : Odín


(antiguo escandinavo Odhinn, anglosajón Woden, antiguo altogermánico, Wōdan, Woutan),
En la mitología escandinava, rey de  todos los dioses.  Odín, padre y también el señor de la guerra y el trueno.

 Sus dos cuervos negros, Huginn (‘pensamiento’) y Muninn (‘memoria’), volaban todos los días para reunir noticias de los hechos ocurridos en el mundo. Como dios de la guerra, Odín tenía su corte en Valhala, adonde iban todos los guerreros valientes después de su muerte en batalla. Sus mayores tesoros eran su corcel de ocho patas, Sleipner, su lanza, Gungnir, y su anillo, Draupner. Odín era también el dios de la sabiduría, la poesía y la magia, y se dice que sacrificaba un ojo por el privilegio de beber de Mimir, la fuente de la sabiduría. Las tres mujeres de Odín eran diosas de la tierra y su hijo mayor era Thor, el dios del trueno.








 En la ilustración aparece con todos los símbolos de su poder: sentado en su trono con el yelmo alado de oro y su lanza mágica, Gungnir. Le rodean los cuervos Huginn ('pensamiento') y Muninn ('memoria'), que le llevan las noticias de todo cuanto acontece en el mundo, y los dos lobos fieles, Geri (ansiedad) y Freki (glotonería).


de: Encarta



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