viernes, 20 de abril de 2012

Siete formas de digitalizar el mundo y tres razones para seguir queriendo libros de papel

Siete son los cambios fundamentales que se han adoptado para “digitalizar nuestro mundo” y tres los problemas que han surgido al pasar de los átomos a los bits en la industria editorial. Esto resume ese complejo proceso, según Jaymi Heimbuch, una especialista en tecnología y comprometida ecologista que, en un artículo publicado en la página web Treehugger, sorprendente que es ver que algo tan tradicional como un libro se ha transformado en algo totalmente distinto. También señala que aún está vivo el debate sobre el nivel de simpatía que despierta la lectura de un libro electrónico si lo comparamos con uno de bolsillo y que tampoco está muy claro si el hecho de digitalizar todo supone reducir el impacto medioambiental, o si la confianza en los nuevos medios de almacenaje digitales no estará poniendo en peligro la preservación de toda la información generada.


Según Jaymi Heimbuch, los siete cambios fundamentales que se han adoptado para “digitalizar nuestro mundo” son:

1.    De los libros a los eBooks:No hay duda, según esta editora, de que los libros en papel cuentan con una presencia cada vez mayor en formato digital, aunque también añade que los primeros no van a desaparecer, por lo menos a corto plazo.

2.    De los DVDs a las películas y la televisión enstreaming: Una muestra de esto, señala Jaymi, es el hecho de que los estudios de cine y las cadenas de televisión están cada vez más dispuestos a permitir que la gente tenga acceso a su contenido en streaming, en lugar de que tener que esperar al lanzamiento de copias físicas.

3.    De los CDs al MP3:Parece que la norma hoy asumida es que la música ya es un producto que se maneja en archivos multimedia.

4.    De los mapas a los GPS:“¿Cuándo fue la última vez que compró una guía de carreteras?” –pregunta Jaymi–. Es posible tener acceso a cualquier mapa a través de un ordenador o de un teléfono móvil y conseguir información totalmente actualizada. Los mapas, añade, se quedan rápidamente obsoletos.

5.    De las fotos a Flickr:Según las últimas estadistas, más de dos millones y medio de fotos se suben cada mes a Facebook. Por su parte, Flickr se ha convertido en una de las plataformas en las que más fotos se comparten.

6.    Del correo postal al electrónico:Es una realidad más que constatada, asegura en su artículo; el correo comercial o la correspondencia entre amigos se encuentra almacenada en los ordenadores.

7.    De las revistas y los periódicos a los artículos en línea: Aunque las revistas y los periódicos en formato papel se siguen consumiendo, las versiones digitales van ganando presencia; en especial, apunta, tras la aparición de iPad.

Para finalizar, también comenta en su artículo que los tres problemas que han surgido al pasar de los átomos a los bits son:

1.    La información digital puede convertirse en humo:Todavía no se sabe cómo almacenar de forma segura y por cientos de años todo lo que se produce o transforma a formato digital. Al carecer de copias impresas, todo lo que “ha nacido digital” corre el riesgo de desaparecer, asegura Jaymi.

2.    Acumular tanta información quita demasiado tiempo:La infoxicación y el hecho de intentar estar siempre bien informado y a la última, puede restar tiempo para realizar otras cosas, asegura esta editora. “Ya es de noche –dice– y todavía te quedan más de seis mil artículos que destacar antes de cerrar tu navegador”.

3.    En realidad no es tan beneficioso para el medio ambiente: Las versiones digitales también conllevan un coste físico. Quizá ya no se utilice ni papel, ni tinta ni otros productos químicos para imprimir las fotos, pero subirlas a Facebook le supone a la empresa facturas millonarias en electricidad al mes. “La digitalización no implica la desaparición del impacto físico por parte de los medios de comunicación y la información –subraya esta ecologista–. El hecho de tener mil o diez mil canciones no supone diferencias en cuanto al impacto medio ambiental, pero quizá si lo tenga en términos de electricidad o de desechos electrónicos”.



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