viernes, 27 de abril de 2012

Los libros como hogar y la lectura como acto de rebeldía


Por Gabriela Mayer
DPA


El escritor argentino-canadiense Alberto Manguel disfruta de una vida entre libros: en su adolescencia lector para un Jorge Luis Borges ya ciego y actualmente dueño de una gigantesca biblioteca de unos 30.000 volúmenes, sostiene con conocimiento de causa que la lectura “es un acto de rebeldía que no elegimos”.

En una sociedad cuyos valores son “lo rápido, lo superficial, la gratificación instantánea”, el acto de leer, “lento, en profundidad, difícil en el mejor de los sentidos, se convierte entonces en subversivo”, analiza el autor de ensayos como “Una historia de la lectura” (Premio Médicis), “Leyendo imágenes” y “La biblioteca de noche”.

“La lectura nos ayuda a oponernos a una cierta estupidez ambiente y a las convenciones que nos convierten en consumidores”, opina el también traductor, editor y antólogo. Residente en Mondion, Francia, brindó una conferencia magistral sobre la lectura en el siglo XXI en la 38 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Manguel, cuya obra fue traducida a más de 30 idiomas, destaca que el poder del lector es extraordinario. “Cada escritor quiere que sus libros sean un clásico, pero el poder de decidir qué es lo que constituye la historia de la literatura es nuestro, de los lectores”. “Jonathan Swift escribe “Los viajes de Gulliver” como una sátira política feroz y nosotros decidimos que es un libro para chicos. Y no puede hacer nada el pobre para decir ‘no me pongan en ese estante’”.

Al análisis del experto en lectura no escapan los cambios de soporte. “El libro impreso guarda el recuerdo de nuestro uso a través de las manchas, de boletos de tren, de anotaciones. Con el texto electrónico eso es imposible”.

“En el libro electrónico no solo ese texto es siempre el mismo para todos, sino que todos los textos son iguales”, por lo que obliga al lector a crear sus propias jerarquías. “Eso puede ser creativo”, matiza. Igualmente Manguel toma partido: “Para mí el objeto libro es necesario, y a mí me gusta más estéticamente, físicamente, que el texto electrónico”.

Manguel narra su invalorable experiencia como lector para Borges en la década del 60, cuando era adolescente: “A esa edad si a uno le impresiona alguien no lo dice. Entonces yo le estaba haciendo un favor a un viejito ciego”, recuerda risueño. “Fue mucho tiempo después que me di cuenta que tuve ese enorme privilegio de durante años escuchar comentar la lectura a una de las mentes más extraordinarias del siglo XX”, afirma.

“Lo que más me dejaron esas lecturas fueron justamente esos comentarios, saber que la escritura es una técnica. No se inventaban frases o historias sin reflexionar”. Evoca al autor de “El Aleph” como “un gran caballero”, aunque aclara que de ninguna manera los unía una amistad. “Me recibía, me llevaba a comer al hotel Dorá después de las lecturas y me hablaba de libros que le habían gustado”, rememora.

Autor de novelas como “Noticias del extranjero” y “Todos los hombres son mentirosos”, apunta: “Borges cambió la forma en la que nos relacionamos con la lengua. No se puede escribir de la misma manera, no se puede leer de la misma manera”. “La enseñanza de Borges es fundamental, nos muestra cómo funcionamos como lectores. (Julio) Cortázar aprovecha esa enseñanza y crea ejemplos, “Rayuela”, “Continuidad de los parques””.

El año pasado se publicó “Conversaciones con un amigo” (La Compañía), que reúne sus charlas con el editor francés Claude Rouquet. “Le tengo mucho cariño a ese libro. Es interesante, porque no es realmente autobiografía, no es entrevista, no estoy muy seguro de lo que es”, dice. Pero le dejó una certeza: “Me permitió relacionar ciertas ideas y opiniones sobre temas que me interesan en relación a quién soy yo y en qué persona me fui convirtiendo”.

Nacido en Buenos Aires en 1948, manifiesta que los libros fueron desde siempre su hogar. Sus primeros años los pasó en Israel, porque su padre era embajador argentino en ese país. El inglés fue su primer idioma y no aprendió el castellano hasta que regresó a la Argentina a los ocho años.
“Descubrí muy pronto que el lugar que siempre estaba allí eran mis libros. Y ese sentimiento dura todavía, mi casa está donde está mi biblioteca”, analiza el intelectual que también residió en Tahití y Canadá.

Manguel no duda en definirse como lector antes que como escritor. “Lo de escritor me vino muy tarde. Escribí cuentos, gané el premio ‘La Nación’ un año, y después dejé. Borges justamente decía que la gran diferencia entre escritores y lectores es que el escritor escribe lo que puede, mientras que el lector lee lo que quiere”.

“Después caí en la tentación (de escribir) por distintas razones. Pero la mayor parte de mis libros nacen del acto de leer”, asegura. Asimismo adelanta que está escribiendo simultáneamente dos novelas y dos ensayos: “Así que me reparto un poco, es como tener cuatro chicos”.

Hacía tiempo que Manguel no visitaba la Feria del Libro porteña, cuya actual edición se extiende hasta el 7 de mayo. “Es espléndida, sobre todo la cantidad de público que hay. Ya sé que no son tantos como los que van a un partido de fútbol, pero sin embargo es bastante impresionante ver 10.000, 20.000 lectores, en un solo lugar”, señala.

Respecto de las elecciones presidenciales francesas, se lamenta: “Es increíble que un país que ha sufrido como Francia durante la Segunda Guerra Mundial vote por una nazi como Marine Le Pen, 18 por ciento de los que votaron”. Y sigue: 2Todo lo que está sucediendo es espantoso, esta victoria de la derecha en Europa administrada ahora por banqueros al servicio de una Alemania que va a terminar siendo la cabeza de un imperio”. “Uno ya no sabe dónde refugiarse”, dice, pero luego se corrige y encuentra un lugar seguro: su biblioteca.

en: columna de opinion del Diario El Litoral on line del 27 de abril de 2012

viernes, 20 de abril de 2012

Siete formas de digitalizar el mundo y tres razones para seguir queriendo libros de papel

Siete son los cambios fundamentales que se han adoptado para “digitalizar nuestro mundo” y tres los problemas que han surgido al pasar de los átomos a los bits en la industria editorial. Esto resume ese complejo proceso, según Jaymi Heimbuch, una especialista en tecnología y comprometida ecologista que, en un artículo publicado en la página web Treehugger, sorprendente que es ver que algo tan tradicional como un libro se ha transformado en algo totalmente distinto. También señala que aún está vivo el debate sobre el nivel de simpatía que despierta la lectura de un libro electrónico si lo comparamos con uno de bolsillo y que tampoco está muy claro si el hecho de digitalizar todo supone reducir el impacto medioambiental, o si la confianza en los nuevos medios de almacenaje digitales no estará poniendo en peligro la preservación de toda la información generada.


Según Jaymi Heimbuch, los siete cambios fundamentales que se han adoptado para “digitalizar nuestro mundo” son:

1.    De los libros a los eBooks:No hay duda, según esta editora, de que los libros en papel cuentan con una presencia cada vez mayor en formato digital, aunque también añade que los primeros no van a desaparecer, por lo menos a corto plazo.

2.    De los DVDs a las películas y la televisión enstreaming: Una muestra de esto, señala Jaymi, es el hecho de que los estudios de cine y las cadenas de televisión están cada vez más dispuestos a permitir que la gente tenga acceso a su contenido en streaming, en lugar de que tener que esperar al lanzamiento de copias físicas.

3.    De los CDs al MP3:Parece que la norma hoy asumida es que la música ya es un producto que se maneja en archivos multimedia.

4.    De los mapas a los GPS:“¿Cuándo fue la última vez que compró una guía de carreteras?” –pregunta Jaymi–. Es posible tener acceso a cualquier mapa a través de un ordenador o de un teléfono móvil y conseguir información totalmente actualizada. Los mapas, añade, se quedan rápidamente obsoletos.

5.    De las fotos a Flickr:Según las últimas estadistas, más de dos millones y medio de fotos se suben cada mes a Facebook. Por su parte, Flickr se ha convertido en una de las plataformas en las que más fotos se comparten.

6.    Del correo postal al electrónico:Es una realidad más que constatada, asegura en su artículo; el correo comercial o la correspondencia entre amigos se encuentra almacenada en los ordenadores.

7.    De las revistas y los periódicos a los artículos en línea: Aunque las revistas y los periódicos en formato papel se siguen consumiendo, las versiones digitales van ganando presencia; en especial, apunta, tras la aparición de iPad.

Para finalizar, también comenta en su artículo que los tres problemas que han surgido al pasar de los átomos a los bits son:

1.    La información digital puede convertirse en humo:Todavía no se sabe cómo almacenar de forma segura y por cientos de años todo lo que se produce o transforma a formato digital. Al carecer de copias impresas, todo lo que “ha nacido digital” corre el riesgo de desaparecer, asegura Jaymi.

2.    Acumular tanta información quita demasiado tiempo:La infoxicación y el hecho de intentar estar siempre bien informado y a la última, puede restar tiempo para realizar otras cosas, asegura esta editora. “Ya es de noche –dice– y todavía te quedan más de seis mil artículos que destacar antes de cerrar tu navegador”.

3.    En realidad no es tan beneficioso para el medio ambiente: Las versiones digitales también conllevan un coste físico. Quizá ya no se utilice ni papel, ni tinta ni otros productos químicos para imprimir las fotos, pero subirlas a Facebook le supone a la empresa facturas millonarias en electricidad al mes. “La digitalización no implica la desaparición del impacto físico por parte de los medios de comunicación y la información –subraya esta ecologista–. El hecho de tener mil o diez mil canciones no supone diferencias en cuanto al impacto medio ambiental, pero quizá si lo tenga en términos de electricidad o de desechos electrónicos”.